martes, 8 de noviembre de 2011

La tierra hueca ¿ficción o realidad?

La tierra hueca es un tema que a mantenido al mundo en suspenso pues por un lado esta la alternativa de un nuevo mundo dentro de nuestro viejo planeta, por otro  la verdad de que nuestro gobierno  y nuestro sistema económico  nos han mentido desde el principio con una realidad tangible  como es esconder los agujeros de la tierra con la existencia de unos supuestos polos norte y sur.


Pero mientras  se descubre si esto es una realidad  o una absoluta mentira la verdad es que a servido suficiente el tema como para llamar la atención de una fraccionada  porción cientifica y de una multitud de  personas que se mantienen esepticas en el tema  resguardándose en risas y burlas sobre la seriedad de esta teoría.


Mientras que personajes mas astutos  han aprovechado  el tema para enriquecerse con supuestas investigaciones películas, novelas  etc.


Y la pregunta seria  ya que el tema están  común ¿ por que no saber mas de esta teoría sus orígenes y que implica la misma ?.


Desde hace más de noventa años -pero no más de eso-, se viene enseñando que la Tierra es una especie de bocha maciza, con una sucesión de núcleos incandescentes compuesto de silicio y hierro, otro de níquel y hierro, un manto o costra silícica, etc.. En general, una misma teoría con algunos matices. Pero esa teoría expuesta desde 1907 en cada manual escolar y en las documentales cinematográficas y televisivas, no es otra cosa que una burda teoría. Y ésta afirmación no es una opinión personal, sino que para enseñar algo como una verdad absoluta e indiscutible, es necesario tener las pruebas suficientes, o por lo menos -para defender una tesis- ésta debe ser razonable desde todos los puntos de vista posible. La teoría de la tierra maciza es demostradamente imposible desde el punto de vista de la física y de la astrofísica, pues tendría una masa tal que atraería a todos los planetas del sistema, y posiblemente sería más pesada que el sol. Pero los astrofísicos con más posibilidad de dar a conocer estas cosas al público, se hallan comprometidos con los intereses que manejan económica y políticamente al mundo. Esos intereses no desean que el hombre de esta civilización encuentre otras alternativas de vida, otras formas políticas que no estén basadas en el dominio de unos pocos, otras sociedades donde no exista el dinero como instrumento de ese dominio, y menos aún desean que el hombre considere que existen otros hombres -ya sean intra o extraterrestres- con los cuales convenga relacionarse, dejando de obedecer a los gobernantes de pesos y políticos terrestres. Tampoco la Tierra puede ser maciza desde el punto de vista más elemental de la física, pues además de que la gravedad sería suficiente como para que fuésemos más chatos que una mantaraya, el hecho de ser incandescente y maciza, habría causado -millones de años atrás- que se partiera, convirtiéndose en un montón de guijarros dispersos.



... En aquellos tiempos -hasta hace sólo cinco siglos- se divulgaba una teoría "científicamente aceptada", y algunas más que la contradecían, a fin de quitar los ojos del asunto real. La teoría "oficial" era que la Tierra era una especie de gran meseta cilíndrica que sobresalía del Maremagnum Infinitum (un océano infinito habitado por monstruos gigantescos) de cuyas propiedades y aguas se discutía profusamente. Por algún mescanismo artesiano, el agua surgía del Mediterráneo y se volcaba en los océanos, y de éstos, al maremagnum. Entonces, internarse en los océanos era acercarse al abismo del que nadie regresaba. Esta idea machacada por siglos no surtió efecto en algunas pocas personas que se aventuraron a comprobar si aquello era verdad. Temerarios los hubo -hay y habrá- siempre, de modo que no bastaba con la idea mentirosa inculcada, sino que había que excomulgar, asesinar o quemar por brujo a quien hablara de estos asuntos. Si se dejaba hablar de la tierra esférica, los marineros descubrirían muchas tierras y se acabaría el secreto y el monopolio. Los frailes temían que se acabara la Iglesia, si se descubría que había contribuido tan grandemente al engaño, condenando a los científicos que en nada atentaban contra principios teológicos. Nada más -y nada menos- atentaban contra los intereses mezquinos. Mientras tanto, la Tierra como una bandeja sostenida por tres elefantes -o por cuatro-, o la Tierra con forma de disco en medio del Universo, con el Infierno en la otra cara (cosa que nadie se anime a acercarse a las orillas), etc., agregaban condimento a la entretenida discusión. Cualquier cosa era considerada oficialmente como posible, excepto la estúpida, infundamentada, absurda y blasfema idea de que fuera esférica y estuviera flotando en el espacio, girando alrededor del sol.
Los poderosos de hace quinientos años decidieron que era el momento de "abrir" América y largarse públicamente a su conquista, porque ya tenían el control financiero de Europa, y por lo tanto el control político, a pesar de que aún existían las monarquías. Pero ya por ese entonces, el dinero mandaba. Los banqueros usaron su poder para presionar a la Corona Española, porque ellos mismos no podían financiar a Colón. No porque no tuvieran recursos -todo lo contrario-: 1) No debían exponer públicamente su poder. 2) Necesitaban que un Gobierno cargara oficialmente con la responsabilidad por las tropelías de los enviados, y 3) Que en lo futuro pusiera a su disposición los ejércitos necesarios para la Gran Conquista del "mercado americano".
Los sucesores de hoy no pueden largarse abiertamente a la conquista del interior terrestre por varias razones de gran peso. Pero al menos se las han ingeniado muy hábilmente para ocultar esa realidad a la masa mundial, con las mismas estrategias que sus ancestros. A ello han servido millones de imágenes de la tierra maciza, en libros, revistas, diarios, documentales televisivas, etc.. Es decir que la cuestión pasa por realidades políticas, más que por discusiones científicas. Es difícil que un científico más o menos completo, como un físico con nociones claras de química, astronomía, topografía y geología, se trague el anzuelo de la tierra maciza, pero si lo pone en duda públicamente, la "conspiración del silencio" -denunciada ya en muchas publicaciones- le pone en la calle, ridiculizado y cerradas sus puertas en todas las universidades, observatorios, proyectos, etc.. Pero es peor aún la reacción de la familia que tanto lo quiere, pues igual le considerarán loco. Quien haya leído los libros de Héctor Picco (Argentino), Raimond Bernad (Estadounidense), Eduardo Elías (Peruano), -por nombrar a algunos de los más completos referidos al tema-, comprenderán que sobran elementos referenciales (históricos), físicos, químicos, astronómicos, oceanográficos, y geológicos para aceptar la realidad de la Tierra Hueca, mientras que los argumentos supuestamente científicos de la tierra maciza, adolecen de contradicciones que para un joven estudiante de física saltan a la vista.
Varios diarios y revistas de 1956, se hicieron eco de las palabras del Almirante norteamericano Richad Evelyn Byrd: "E.E.U.U. deberá enfrentar una gran amenaza que se cierne desde los polos".Este hombre había ingresado en 1947, a una tierra que calculó el doble del territorio de su país, sobrevolándola en un gran cuatrimotor, cuando lo que pretendía era sobrevolar el Polo Norte. No se trataba de ninguna parte de Siberia ni de Canadá. Nueve años más tarde (1956), encabezó el Proyecto "Hig Hump" ("Salto Alto"), que supuestamente consistía en una expedición científica a la Antártida. Pero el móvil no era otro que comprobar dos cosas de máxima importancia para el establishment, y especialmente para el gobierno norteamericano: A) Localizar las bases alemanas que se establecieron en los oasis polares desde 1939, y B) Comprobar la forma de los huecos polares. Por la primera cuestión, la "expedición científica", constaba de catorce barcos de guerra, aproximadamente 2.700 soldados y ningún civil. El equipo contaba -para la segunda cuestión- con cinco grandes aviones.
Claro que tras la gran cantidad de vidas perdidas (nunca se publicó realmente el total de bajas), el regreso de la expedición fue convertido por la prensa oficial, en una fiesta, en el fin de una "maravillosa excursión" que muchas personas han visto por televisión en la década del '60. Oasis polares con temperaturas casi subtropicales, ríos de aguas tibias, extensos bosques, etc.
Quienes hemos visto esa hora y media de documental en la Antártida, nos preguntamos: ¿Cómo es que no se organizan expediciones turísticas a tan bellos lugares?, ¿Cómo es que los gobiernos se han apresurado tanto en "proteger ecológicamente" a los polos, desalentando todo intento de exploración y explotación? (incluso hay normas internacionales de aeronavegación que prohíben sobrevolar las regiones polares). Mientras tanto, estos gobiernos no tienen la menor preocupación por proteger ecológicamente el Amazonas o los bosques del resto del mundo, y menos por proteger la vida humana. No escatiman esfuerzos para inventar argumentos pseudocientíficos para confundir, o utilizar argumentos menores -fundados o no- para desviar la mirada de las masas hacia todo lo que se pueda cocinar dentro de esta civilización. Uno de esos argumentos, muy escasamente fundado, es el agujero de ozono, que ha existido siempre, acompañando la topografía propia de los polos. Otro elemento de distracción, es el de los extraterrestres, que aunque existen y vienen a visitarnos muy a menudo, los gobiernos usan el asunto para que sólo miremos para arriba o "afuera", y no veamos lo que se oculta abajo, o sea "adentro" de nuestro propio planeta. En todo es igual: mientras nos entretenemos con el brillo multicolor de los carteles, la televisión, el Internet, la pornografía, los escándalos del jet-set y el fútbol, ocurre que las realidades importantes -cuyo conocimiento definiría nuestros pensamientos en otra orientación más libre y amplia- quedan en el terreno de lo increíble, lo ridículo o "lo interesante".
Es que el hombre "promedio" de la superficie externa de la Tierra está extrapolado en todo sentido. No se ve a sí mismo. No ve sus pensamientos y sentimientos a menos que algún desorden económico o emocional lo ponga contra la pared. Allí reacciona, pero ya tan conformado por pasiones edonistas y egoístas, que no piensa más que en sí mismo. Entonces es relativamente fácil para los gobiernos, mantener a la masa entretenida en "competir" para obtener más confort y seguridad económica, lujo, placer y poder sobre otros.
Imagínese el Lector cuántas ganas pueden tener los habitantes del interior terrestre, o los extraterrestres, de contactarse con nosotros y decir ¡Aquí estamos!. Seguramente tendrán hasta leyes que lo prohíban, así como nosotros tenemos -¡aún entre nosotros!- leyes de inmigración. En este caso las diferencias deben ser tan grandes -o mayores- como las que hay entre los jíbaros amazónicos y el resto de la superficie externa del mundo. Los jíbaros tienen una disposición legal muy terminante: Matar a toda persona que ingrese a su territorio sin las insignias y contraseñas que sólo sus amigos conocen. Puede parecernos terrible, pero si esa consigna no se respetara, ya no habría jíbaros en el Amazonas. Estarían como esclavos de tercera en las fábricas de la civilización, y sus mujeres, que siempre han vivido desnudas, estarían semi-vestidas en los burdeles de "nosotros, los civilizados".
Hasta hace unos doscientos años, era posible acercarse a los jíbaros sin miedo alguno. Cualquier presencia humana extraña era motivo de una gran fiesta. Pero los buscadores de oro y diamante, y los tratantes de mujeres, fueron suficiente motivo para dictar esa consigna que hoy hace impenetrable ciertos lugares. A pesar de no tener tecnología, se defienden. Prefieren morir antes que caer esclavos, pues no es otro el destino que puede darles nuestra sociedad.
Si en el interior de la Tierra viven los dioses de las crónicas -tomadas como leyendas- nórdicas, y de las crónicas de la Grecia antigua, no deben ser tan fáciles de conquistar como los inocentes (casi ingenuos) aborígenes americanos de cinco siglos atrás, que no entendían la maldad, la usura, el esclavismo, los vicios y todas esas características de una civilización que, encima de destruirlos, los calumnió con supuestos ritos brutales de sacrificios humanos. Varios millones de aborígenes se salvaron de las masacres de la conquista porque desaparecieron. Los conquistadores hallaron cientos de poblaciones y grandes ciudades vacías, recientemente abandonadas. ¿Se los tragó la tierra?.
Estos dioses -para aquellos creyentes en las Sagradas Escrituras- también figuran en el Génesis Bíblico. El padre de Adán dijo "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza", y luego de la desobediencia dijo "Ahora echémosles de aquí, puesto que han comido del Arbol que les prohibí comer, no sea que también alarguen su mano y coman del fruto de conservar la vida, vengan a ser como nosotros y vivan para siempre". Es más: La Biblia dice que el Edén es el Paraíso Terrenal (no celestial), y dice que les echaron "fuera"... Siga el Lector con la Biblia más antigua y completa que pueda hallar. También el salmo 82 se halla dentro de "El Juicio de los Dioses". Si vamos a darle crédito a las Escrituras, pues démosle también comprensión.
... No es necesario ser geomorfólogo para comprender la cuestión de la Tierra Hueca, pero sí es necesario comprender el asunto desde todos los puntos de vista posible: histórico, antropológico, físico y geológico -principalmente- pero sin olvidar que, como he explicado en el documento anterior, que el desconocimiento de tan importante asunto es fundamentalmente político. Ahora veremos el ángulo físico, para tomar una idea clara de las superficies y volúmenes de la Tierra, así como de sus procesos de formación, porque de lo contrario, estaremos sometidos a la imposición de "teorías" que convienen a los mercaderes en vez que a los investigadores o a la humanidad en general. Para eso contamos con el aporte de diversas materias en las que cada especialista tiene lo suyo que decir.
Si vemos la teoría de formación planetaria bajo la más tajante de las materias, como es la física, tenemos sólo un desarrollo posible, y cualquier otra "teoría" caerá en errores en un momento un otro del desarrollo. La teoría de la Tierra Maciza, por ejemplo, cae en un montón de errores, como el hecho del origen mismo de la masa -supuestamente homogénea en un principio- que luego no podría desarrollar una dinámica hídrica, química, volcánica, etc., porque sería como adjudicar esas dinámicas a una masa de piedra volcánica que arrojásemos al espacio. ¿Acaso esa masa podría desarrollar volcanes, cambios morfológicos, etc., a medida que se enfría?.
Aparte de eso, una masa como la de la Tierra, si fuera maciza, se partiría en millones de pedazos a medida que se enfriase, si fuese así el petróleo, que sale de varios de kilómetros de profundidad (unos 20 Kms, en las últimas perforaciones) saldría hirviendo o se habría quemado y descompuesto, y un largo etcétera de cosas objetivamente conocidas, completamente incoherentes con la teoría de la Tierra Maciza. Y la verdad es que desde el absurdo teórico-físico, es imposible seguir una teoría cualquiera sin caer en más absurdos. Describiré el proceso elemental:

1) Una estrella (pondremos nuestro sol) explota, cumpliendo un ciclo que se conoce parcialmente, pero que sin caer en especulaciones extremas, sabemos que cada unos cuantos miles de millones de años, se reinicia o renace, surgiendo de él un nuevo sistema solar (también tenemos claro que no todas las estrellas se "reinician", porque algunas estallan para convertirse en una nebulosa desparramada y sin vida propia). El resultado de esa explosión, en el caso de una estrella que "se reinicia", es la formación de una nebulosa planetífera. Algunos cientos o miles de núcleos de plasma estelar, vuelven a formar un núcleo central que llamamos Sol. Pero quedan, por una compleja regla matemática, y en proporción a la intensidad de la explosión, una cantidad "X" de núcleos de una masa que ronda las milésimas o a lo sumo centésimas de la masa del sol original, dando vueltas en la periferia.
Mientras que el "nuevo sol" se cohesiona y reactiva, esos núcleos más distantes se mantienen en órbita. Luego una fracción de la materia plasmática dispersa de la nebulosa, se convierte en "materia química", es decir que cambia su "estado alquímico", pasando a formar átomos de helio, hidrógeno, etc., que son atraídos por esos núcleos dispersos. Ahora veamos un núcleo en particular, al que llamaremos "sol interior", pero aunque nos refiramos a la Tierra, cabe la explicación para todos los planetas. Resulta que los átomos de materia que ahora es "química" y no plasmática, por efecto de cambios de tensión magnética, relaciones de temperatura intrínseca y el frío absoluto del vacío externo, se han agrupado alrededor de los núcleos que serán "soles internos", que giran a millones de kilómetros del Sol Central. Han formado una burbuja alrededor de los mismos, porque resulta que entre la materia plasmática y la materia química hay tales diferencias que se pone en juego la Ley de Interacción, es decir que se atraen mutuamente hasta un cierto punto, pero las tensiones de repulsión las mantienen allí, atrapadas en una órbita, pero sin poder acercarse más.
Lo mismo ocurre con otros guijarros que andan por ahí, sueltos en el espacio, meteoritos de diverso origen, y con los "nuevos guijarros", que se van formando por procesos de cohesión molecular y combinaciones diversas, entre todas las partículas reunidas, las cuales -partículas y guijarros- van formando lo que llamaremos "costra".
Así tenemos un núcleo central de plasma estelar (un pequeño sol), al cual se le va formando una "costra", blanda y maleable, muy gaseosa, la cual, por estar sujeta a una rotación en el espacio, empieza desde su mismo origen, a evidenciar un par de huecos en sus polos de rotación. Entre la superficie de este "sol interior" y la superficie interna de la costra existe una distancia equivalente a seis o siete veces el diámetro del "sol interior". Ello obedece a una serie de constantes físicas, y vería según el tipo de masa que acumula como "costra", así como las características del plasma estelar, que también puede variar en función del tipo de estrella que le da origen.
La materia dispersa por el cosmos se sigue acumulando al paso del nuevo planeta en órbita, y la costra se va consolidando. Pero también ocurre que se va encontrando con otros pequeños núcleos de plasma que no han alcanzado a formarse como planetas o planetoides. Así que algunos son atraídos por el núcleo central del planeta, por ser de la misma consistencia alquímica. Pero la masa medianamente formada, retiene a estos pequeños núcleos, que alcanzan en ella diversos grados de profundidad. Generalmente no pasan de la mitad de la costra ya formada. Pero al encontrarse entre dos poderosas fuerzas -atracción y repulsión- a nivel molecular se produce un curioso efecto ya descrito en algunos libros de alquimia y observado en procesos de metalurgia moderna. La materia plasmática produce la fusión de gran parte de los componentes de la costra -especialmente del sílice-, originando lo que conocemos como "magma". Es decir, piedra volcánica en su estado incandescente.
Entonces tenemos en el interior de la costra, unos núcleos de plasma prisioneros, que generan enormes presiones no sólo en el sentido normalmente conocido por la física, sino que hay fenómenos "alquímicos", que tanto físicos como químicos actuales parecen desconocer, en su mayoría, salvo los físicos cuánticos que están más familiariarizados con el mundo de las partículas y las teorías sobre el origen de la materia, así como los procesos arqueométricos.
Tenemos -en síntesis- un hornito formado por un núcleo de plasma estelar y la masa pétrea que lo retiene. Ese horno llamado también "panela" u "olla" magmática, tendrá en la mayoría de los casos, una serie de válvulas de escape, o las producirá por las enormes presiones, en los puntos más débiles de la corteza terrestre, originando un volcán. Pero otros puntos de esta geomorfología dinámica, se relacionarán con formaciones donde se ha concentrado algo de agua, y esto generará -a modo de caldera- una hidrodinámica planetaria, que hará circular esas aguas por diversos puntos de la costra, algunos de los cuales serán vistos en la superficie en forma de géiseres, pero la mayoría darán origen a corrientes subterráneas que influirán en las grandes corrientes marinas. También estas "panelas" darán origen a procesos químicos como la formación de actínidos (elementos pesados como el uranio, etc.) los cuales derivarán tras un largo proceso, en la formación de diversos elementos químicos.
Estas explicaciones nos sirven para entender a "grosso modo" la dinámica de la corteza o costra terrestre, pero recordemos que ésta tiene dos superficies: una interna y la otra externa, en la que vivimos nosotros.
La superficie interna es en realidad la que lleva la mejor parte en los procesos de desarrollo biológico, porque su gravedad siempre será menos que la gravedad externa. Mientras aquí tenemos 9,8 metros sobre segundo como coeficiente de aceleración, en el interior esta medida es de aproximadamente 6,7. O sea que mis 100 kilos de aquí, se convertirían en unos 67 de "adentro". Además, nunca veré la noche, y si el precio por no ver las hermosas estrellas acompañando a la poética Luna, se me compensa con semejante diferencia de gravedad, un día permanente, -con todas las energías magnéticas armónicas que produce un sol que desde su génesis es el más adecuado para la genética humana, bien vale dejar de ve el "abismo sideral", para conocer las maravillas de una tierra donde todo es perfectamente adecuado a la vida.
Las temperaturas internas varían entre los 26 grados centígrados en cercanía de los polos, y los 46º en las zonas del ecuador interior, así que el promedio es el más adecuado para la vida basada en el carbono. Pero esto no es cosa exclusiva de la Tierra, sino que se desprende de un conjunto de Leyes Universales, -algunas de las cuales llamamos "leyes físicas"- y son tan válidas aquí como en la más lejana galaxia. O sea que no podemos hablar sólo de "La Tierra Hueca", sino que huecos son todos los planetas, del mismo modo que no hace un pájaro un nido macizo, para vivir en la intemperie, ni hacemos casas macizas para vivir en el tejado. Ninguna matriz de vida es maciza; todas las matrices son huecas y es "adentro" donde se desarrolla la vida. Ningún fruto -salvo el caso que es una evidente manipulación genética muy antigua- produce la semilla afuera. ¿Sería la Naturaleza Divina tan tonta de hacer incontables mundos inhabitables?.
Porque la superficie externa de los planetas es realmente una "intemperie cósmica inhabitable". Y nosotros tenemos unas condiciones realmente excepcionales, pero a la vez evidentemente antinaturales: Temperaturas de entre -80º hasta +52º y sobrevivimos merced a una gran capacidad de adaptación con ayuda de la inteligencia, pero jamás podríamos habernos desarrollado desde un punto de vista "evolutivo" en estas condiciones.
Libros antropológicos extraordinarios, como La Biblia, que las religiones han manipulado y adulterado "a piacere" para darle un uso de dominio psíquico de masas, nos dicen, sin embargo, unas cuantas claves: Por ejemplo, el Paraíso Terrenal. No nos dice en ningún momento que haya un Paraíso Celestial. Ni siquiera en el Nuevo Testamento tenemos una Paraíso que no sea el Terrenal, aunque las iglesias hayan extrapolado mediante imágenes el lugar de futuro "estado post-mortem" del hombre a un aburrido cielo con nubes y angelitos.
Siguiendo con la cuestión física, parece que nuestro Sol Interior o núcleo tiene unos 500 kilómetros de diámetro, según cálculos estrictamente fisico-matemáticos.








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